martes, 3 de julio de 2012

FEDERACION


Hay quien dice que lo que empieza mal, acaba mal…
Yo tengo una historia que no condice con esta afirmación.
Era el mes de septiembre, llegaba mi cumpleaños y decidí ir a pasarlo sola a Federación. A las termas de Federación, en Entre Ríos. Estaba más que feliz con mi decisión y entusiasmada, comencé con todos los preparativos.
Partí un sábado a la noche. Ya me fui nerviosa, porque quería dejar toda la casa en perfecto orden y como me suele suceder antes de algún viaje, siempre haciendo todo a último momento,  no pude dejar mi casa en perfecto orden. Y en lugar de relajarme al respecto, ya que al fin y al cabo es solo desorden,  partí como loca, en profundo estado de nervios.
Llego a la terminal de ómnibus. Busco el código de mi ticket para viajar, y hete aquí que me lo había olvidado en mi agenda. En la agenda que iba a llevar al viaje, pero que a último momento decidí dejar en casa. En la casa en desorden… Casi me agarra un ataque epilepsia (y no soy epiléptica) Le digo al chico de la ventanilla que me deje entrar a su cubículo para enchufar mi compu (que era nueva y la llevaba a mi viaje para comenzar a escribir mi futura novela)  y así poder entrar a mi casilla de e-mail a rescatar el código de viaje. En una laguna de nervios suculenta, lo pude rescatar, lo entrego en la ventanilla y me dan mi pasaje. A todo esto ya bastante desesperada, porque el cole salía a las 23 y 50, y ya eran las 23 y 55. El chico de la ventanilla, que era un dulce, me dijo que me quede tranqui, que el cole estaba retrasado. Mas relajada, voy a esperar el colectivo a la explanada 8.. y resulta que no encontraba  mi equipo de mate. No soy nada sin mi equipo de mate. No existo sin mi equipo de mate. Vuelvo corriendo a la ventanilla, y le digo al afable muchacho, “¡¡Perdí mi equipo de mateee, perdí mi equipo de matee!!” Entro al cubículo, como loca buscándolo… y no estaba. Salgo, mirando para todos lados, pensando quien me la había robado.. Y una mujer que estaba sentada en uno de los bancos de la terminal me dice: “Lo tenés colgado del hombro”  Tenía mi equipo de mate colgado en mi hombro… Le dije a esta mujer “Graciasss…” como si me hubiese entregado la formula perfecta de la eterna juventud. Saludé al muchacho de la ventanilla, que me miraba divertido, y me fui a esperar el cole. Que por suerte llegó bastante retrasado.
Subí al transporte, contenta de que comenzaba mi viaje, y me di cuenta que no había llevado abrigo. Me di cuenta cuando me empecé a congelar. Abrí el bolso y me  puse lo que encontré, que de todas maneras no era abrigo. Me puse medias, una camiseta, un saquito finito…en fin, lo que encontré para tratar de no petrificarme en el camino. Y comencé a auto flagelarme a mi misma, preguntándome que porque no lleve abrigo, que como lo voy a dejar arriba de la cama, etc. Y así, hasta que me dormí.
A la mañana siguiente llegué a Federación. Ya el solo hecho de llegar me otorgó una felicidad inmediata. Como llegué temprano, tuve que esperar un ratito antes de tomar el desayuno, y mientras me preparaban la habitación, me fui a dar una vuelta por el lugar. Allí me compré una ruana de lana roja que me mantuvo calentita durante todo mi viaje y estadía. Estadía que por otra parte fue maravillosa. Pasé uno de los mejores cumpleaños de mi vida. Con la mejor compañía que uno puede tener, que es uno mismo. Fui tan feliz durante esos tres días, que jamás los voy a olvidar y que por supuesto merecen ser parte de otra crónica.
Por lo tanto, algo que comenzó mal, que comenzó con  percances, nervios y desatinos,  terminó siendo una de las experiencias más gratificantes de mi vida.
Y hay otro dicho que dice “Lo que termina bien, estuvo bien”
Bueno, me quedo con ese. Besos y hasta la próxima!!!

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